30 Hábitos para ser un entrenador de fútbol más efectivo
- David Doniga Lara
- 2 dic 2019
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 16 ene 2020
Esta semana salía a la venta el libro a cuyo título hace honor el de esta entrada semanal. Su autor, el Dr. Iván Rivilla Arias, tuvo la gentileza de permitirme prologarlo y ha sido todo un placer ser partícipe de una de sus obras, esta vez en solitario, y cuyo atractivo es mayúsculo. ¿Qué habrá encontrado el Dr. para compartir con jugadores, técnicos y aficionados al fútbol acerca de lo que puede hacernos mejores entrenadores? Va de hábitos y, como ya habrás visto, estas entradas semanales hablan mucho de enseñanza y aprendizaje (para todo, no solo para el deporte). Algo, sin duda, donde los hábitos son a la vez origen y consecuencia de nuestras experiencias, retroalimentación constante. Un blog de publicación semanal es ya un hábito para mí. Y eso, para hacerlo "inconsciente", ha tenido que repetirse de manera consciente muchas veces. Te dejo el prólogo que le hice a Iván recomendándote, así mismo, sin lugar a dudas, que sea una de tus lecturas cuanto antes. Leer cada día (no solo esperando a tener más tiempo en vacaciones) es capital: habituarse a eso es salud y años de vida.
"Conocí a Iván en el verano de 2014. De transición, para mí, después de mi primera experiencia profesional como técnico (Jorge Wilstermann, Primera División de Bolivia), el paro obligatorio al no tener oferta para seguir trabajando en fútbol me llevó a buscar la opción, entre otras cosas, de dar clase como profesor en una escuela de formación de entrenadores. Mi decisión de dedicarme en exclusiva al fútbol, fuera en el puesto laboral que fuera, estaba tomada y no habría marcha atrás, pese a la incertidumbre, pese a las dificultades. Allí, en aquel curso de técnicos deportivos, me encontraba con Iván en el cambio de clases, recibiendo su testigo para empezar mi tarea con los alumnos a los que él también formaba. Ese pequeño contacto, su currículum y la poca información que pude obtener sobre él motivaron el interés en mí para que se diera la posibilidad de establecer una relación que a día de hoy perdura y que ha generado, además de un libro publicado a medias, algo tan enriquecedor como un sincero cariño mutuo. Lo que me atrajo, lo profesional, ayudó a acercarme al ser humano, que es lo que ha afianzado ese nexo y mis ganas de seguir en contacto. Y de esos comienzos, de esos años de relación, es de lo que te quiero hablar, pero no por lo personal, sino por lo que guardan en su tripa (la del libro) las páginas de este tratado: esta vida loca (loca, loca...) del entrenador de fútbol.
Desde que conocí a Iván hasta hoy, por ceñirme al profesionalismo, no he dejado la élite. Hasta entonces había trabajado, tras abandonar el fútbol como jugador en 2001, en todas las categorías de fútbol base , campus y formaciones de tecnificación, así como, ya en fútbol sénior, en Preferente (máxima categoría autonómica), Tercera División, Segunda División B, Segunda División y Primera División en el extranjero; y en cuanto a desempeño, había desarrollado roles en todas las facetas técnicas del entrenador, pasando por asistente, preparador físico, informador y analista. La etapa tras topar con Iván en mi vida fue una montaña rusa laboral con un absoluto desconocimiento de qué podía ser de mi vida y el menor atisbo del futuro que me aguardaba. Lo único que albergaba en mí era una confianza ciega en que todo iba a salir bien y que mis sueños se iban a cumplir. Y eso es, precisamente, a lo que quiero introducirte en este prefacio del libro que tienes entre manos y que, sobre la experiencia más práctica, te adentra en lo que ha servido a entrenadores que han logrado éxito (el que sea, el suyo: ganar una Champions o vivir de lo que les apasiona. Ambos desembocan en lo mismo y solo dependen de la realidad del que lo vive).
Después de jugar al fútbol, que era lo único que había hecho desde que tenía uso de razón todos y cada uno de los días de mi vida sin excepción hasta cumplidos los 21 años, mi vida carecía de sentido alguno sin él. El motor para dedicarme a mi deporte como técnico fue poder lograr alcanzar el profesionalismo al que no había accedido como jugador y que tantos ex compañeros míos habían logrado, y la vía para hacerlo fueron los estudios en el INEF de Madrid para ser preparador físico (en principio, esa era la idea) de fútbol. El pisar un estadio de Primera como protagonista de parte del juego fue la fuerza más potente que me haya podido lanzar en busca de mi sueño. El conocimiento del contexto, la inquietud por vivir experiencias que se me habían resistido hasta la fecha y el reto personal que eso suponía pusieron la pólvora al cañón de la motivación más determinante de mi vida. Sobre esa dimensión social del fútbol (y por ende, del entrenador) en la actualidad y la importancia de las emociones (en todo, y en esto también) para el desempeño del día a día, tan determinante en que alguien como yo se vea atraído por esta profesión y a la vez tenga la capacidad para desarrollarla con efectividad, versará parte del libro.
A nivel más práctico, un libro en el que se hable de hábitos del entrenador no puede dejar de hablar de lo más concreto de la profesión: el entrenamiento. Desde que cogí esos prebenjamines en el año 2000 a la vez que jugaba en Tercera División hasta hoy, la cantidad de métodos, tareas, ideas, sistemas, medios o elementos utilizados para ofrecer a los jugadores un contexto sobre el que entrenar para que emergieran sus potenciales en el juego se cuentan por centenas. Si bien en un principio me guié por la transmisión de experiencia, los estudios de INEF me llevaron a la ignorancia del que piensa que lo que conoce es la verdad. De esos años de "librillo" y teorías de otros solo queda el recuerdo de lo que, tras lecturas y contactos con "ángeles" que te acompañan en momentos clave de tu vida, hubo antes del cambio de paradigma. Ese cambio supuso un camino de no retorno hacia otra forma de entender la realidad, y eso se proyectó en mi VIDA (con mayúsculas, pues no hay parte de ese TODO que no se viera afectado). Cambió mi forma de entrenar, por supuesto, y siguió cambiando hacia lo que ahora solo son dudas y cuestionamientos de un acompañante del jugador en su tarea diaria cuya labor se centra en proponerle un contexto donde pueda aspirar a ser todo lo que puede llegar a ser y ofrecerle, si lo desea, un feedback útil que le ayude a ver la realidad desde un prisma que él no tiene, en la práctica, y que le aporte algo, lo que sea, para poder alcanzar los mencionados potenciales. De ganar (obligación del fútbol,) ni hablo. ¿Y eso cómo se hace? Tengo más dudas que certezas. A ver si Iván nos ayuda a todos a aclararnos.
Ahora veo la labor del entrenador de una manera tan poco directiva que la forma de comunicar esa información al jugador (a priori, in situ y a posteriori de su desempeño), tercer pilar de este libro, me resulta vital. Para ello, he tenido que aprender a aprender; entender cómo funciona el cerebro (según lo que nos han transmitido los científicos hasta la fecha) y practicar conmigo mismo y con los demás (la sensación es de que llevan razón en lo que dicen que pasa ahí dentro...); sensaciones, percepciones, experiencias propias y proyecciones en las experiencias de los jugadores que me llevan por la línea de trabajo de la importancia del lenguaje, del proceso comunicativo, del autoconocimiento, del camino interior (que, irremisiblemente, provoca cambios en el exterior) y, cerrando el círculo, donde comenzaba uno de los tres pilares de esta publicación, de las emociones en las decisiones racionales y la racionalidad de las respuestas emocionales. Ese ying-yang inseparable y reversible que no se sabe dónde empieza que hace necesaria una nueva educación, una nueva percepción de la realidad y, para ello, un "desaprendizaje" de todo lo aprendido desde que entré en el colegio hasta que salí con mi máster posgrado en Alto Rendimiento Deportivo.
Disfruta de esta "joyita", de este regalo. Pero ponlo en duda, cuestiónalo. Los puntos de apoyo en nuestras carreras (como son libros como este) no son sino eso, asideros en un camino que no tiene fin, sinuoso, trepidante y abrumador. Y personales. Diferentes para cada entrenador. Inútiles en su aplicación a tu propia experiencia pero inspiradores, sin duda. Al fin y al cabo, tú eres el creador de tu propio destino. Solo tú tienes el potencial en tus manos que te permitirá alcanzar las cotas para las que estás capacitado. Si eres capaz de soltar tu miedo a la incertidumbre y la inseguridad por lo que vendrá, y abrirte al amor, ni tú mismo serás capaz de acercarte a adivinar tu potencial. Te lanzo el reto. Pero, eso sí, pese a ponerte metas, no dejes en manos de esa dichosa meta la llave de tu dicha. Te perderás un AHORA que, sin lugar a dudas, ya es en sí una meta".
Que tengas una feliz semana (y una feliz lectura).
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fütbol
Comments