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De mundiales, reinicios y deseos para el futuro

Último fin de semana del año. Para que no se te atraganten las comilonas y la lectura encuentre espacio entre reuniones familiares, cenas de empresa y eventos de todo tipo, adelanto el resumen anual unos días y dejo que mi reflexión vaya cuajando antes de cerrarle la puerta para siempre a 2022, y que este quede ya, tan solo, en al jardín de la memoria y la verdad de las hemerotecas.

De “los mundiales” (guiño a expresiones de un pasado ya no tan reciente). Los mundiales de fútbol, como escuchaba a mis mayores expresarse cuando era solo un niño, allá por los años ochenta, son el mayor evento deportivo y dejan, como no puede ser de otra manera, momentos para la historia de la humanidad, no solo del fútbol. Ese es el alcance que tiene nuestro deporte en la sociedad actual. Y eso repercute a todos los niveles. No me voy a extender en aspectos subjetivos y de opinión sobre el impacto social de este evento, el país en el que se ha disputado o la repercusión en el día a día de la gente de a pie del país campeón. Demasiada complejidad en la complejidad. No me siento preparado para dar una perorata al respecto. Solo que, desde mi posición, con mi ignorancia, observo las críticas a todo con la sensación de que al mirar hacia mí y ver que soy ejemplo de muy pocas cosas, empatizar y cambiar hablar del otro por callar y aplicarme eso que iba a decir a mí mismo es lo único que cobra sentido. Por eso, hablaré solo de fútbol.

Y de fútbol hablamos. Podríamos hablar del juego de España y de soluciones ante equipos que se preparan para neutralizar el juego posicional de la Selección, de la rebelión de selecciones modestas y la caída de grandes potencias, de los tiempos de prolongación y las prórrogas, que tanta emoción han dado a los encuentros, con goles en los últimos momentos, o de si Messi es mejor que Maradona. Yo me quedo, en cada apartado, por partes, con que Messi se retirará habiéndolo ganado todo, incluido un Mundial, y que se hace justicia a la carrera más gloriosa de la historia del fútbol. Ahí sí que no hay parangón. Se pongan como se pongan los grandes. Esto va de competir y nadie ha competido tanto tiempo y con tanto éxito como él, y eso también es ser grande (implica constancia, sacrificio, cuidado, ambición, pasión…); con que los partidos son extremadamente largos y los cambios y la fortaleza emocional, así como mantenerse vivos en los partidos hasta el final (con empate o perdiendo por la mínima) es vital en la competición contemporánea; con que el nivel competitivo de los equipos más talentosos y potentes se reduce gracias a la mejora general de todos los equipos, los implementos tácticos de entrenadores de todos los lugares en todos los conjuntos y la preparación, el análisis y el manejo de la información; y, por último, y apoyándome en la observación de España, con que supone un estímulo para mí como técnico encontrar soluciones al juego al que me pueda enfrentar cuando un equipo se me cierre y me limite espacios acumulando jugadores en el último tercio de campo: toda la vida viéndolo y toda la vida generando problemas.


Mi 2022. Un post de una página no permite alardes en la reflexión. Es por ello que las pinceladas del párrafo anterior quedarán solo en eso, una llamada de atención para provocar que tus certezas se vean cuestionadas. Cuéntame lo que opinas a través de las redes si quieres compartir ideas. Yo ahora te comparto lo que ha sido mi año. De atrás hacia delante, empezando por el final; como he empezado el artículo, hablando del Campeonato del Mundo. Así, decirte que en mi primera experiencia profesional como primer entrenador de un club de primera división, en mi debut con 9 de Octubre en la Serie A de la LigaPro de Ecuador, alcancé una final de Copa. La historia es para los ganadores pero para mí es un hito en mi historia personal que mi debut se acompañe de este logro. Veremos con el tiempo que esto quedará en anécdota, estoy seguro. Vendrán más éxitos (objetivos) y más éxito personal. El 2022 será para mí el año en el que me solté como entrenador asistente para ser el máximo responsable. Si la LigaPro fue el debut en primera, el Torneo Maurice Revello fue el debut como entrenador, en general, con la Selección Nacional de Panamá Sub-21. El juego y los resultados con equipos top y por encima de nosotros en el ranking FIFA fueron la confirmación de que mis ideas tenían sentido. En un año en el que comencé como asistente y me quedé fuera de poder jugar un Mundial con la absoluta de Panamá, lo que inesperadamente sucedió de abril en adelante solo me deja una idea clara: que hay que estar preparado para lo que se quiere y dejar que nos sorprenda la vida. Si se está preparado, lo que llegue solo puede salir bien. Y será maravilloso.


No sé qué traerá 2023. Las expectativas son diversas y difusas. Si me paro a pensar en ellas, mis ideas se dispersan y no me llevan a ningún lado concreto si no aplico la racionalidad, y esto no va de eso. Mi camino está marcado. Yo ya sé lo que quiero. El cómo viva ese destino es una incógnita y solo con conciencia, foco y aceptación, pase lo que pase, lo disfrutaré en plenitud. Si me ciño a la estadística, mi carrera ha ido solo a mejor. Ser capaz de soportar los momentos de incertidumbre con la serenidad del que siente que todo va a salir como debe está en mis manos. Es lo que siento. En doce meses volveremos a hablar del tema. Durante el año tendrás buena cuenta de ello.

Que pases un feliz fin de semana de Navidad y cierres el año de la mejor manera. Aquí estaré para seguir disertando sobre el fútbol y la vida en el próximo año.


Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol

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