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Finales felices

Foto del escritor: David Doniga LaraDavid Doniga Lara

No pudo ser. Hasta el penúltimo partido tuvimos opciones de hacernos con la STC Premier League. Después de una temporada convulsa con multitud de dificultades derivadas de la situación sanitaria que estamos viviendo en todos lados, que ha ocasionado varios parones en la competición y estados prolongados de cuarentenas y toques de queda en el país, los resultados no nos sitúan en el lugar deseado. Si bien iniciamos el campeonato ganando la liga ranking, solo pudimos ser segundos en Crown Prince Cup y en Liga. Regularidad, sí, pero solo una victoria de las tres disputadas. La alerta sanitaria, en aras de paliar la expansión de la pandemia, provocó que la confederación asiática cancelara la fase final de la AFC (competición homónima de la Europa League en Asia y Pacífico) que nos podría haber llevado a la gloria, tras una primera fase encarrilada en la primera mitad del 2020; tampoco se pudo jugar el torneo que cierra las competiciones en Kuwait, la Amir Cup, con lo que otra oportunidad de acercarnos a la gloria se nos esfumó sin la opción siquiera de poner sobre la mesa la rabia contenida tras estar tan cerca de ganar en los otros dos campeonatos importantes. Un año muy tonto, la verdad.


Llegado el final de temporada es hora de hacer balance desde un punto de vista crítico. Exigente, lo más objetivo posible, pero dando su importancia a los análisis subjetivos, a las sensaciones, a nuestra percepción como profesionales de esto, con tanta experiencia, con tanto visionado de fútbol a nuestras espaldas. No hablaré otra vez de resultados, inapelables y lapidarios, principal objetivo en nuestra profesión. Esa vara de medir que no perdona (y con razón. Debe ser así) y que se lleva por delante al más pintado; que no sabe de pasado, de galones o de trofeos ganados: solo referencia el presente y, además, de manera abrumadora. Por eso lo obvio, una vez aclarado que es lo principal (lo siento por los más románticos; yo me lo considero y, sin embargo, me someto a su arrolladora realidad). Hablaré de lo que nos toca hacer a los técnicos para poder seguir progresando: juntar los datos y la sabiduría.


Tenemos el privilegio de poder disponer de toda suerte de aplicaciones, softwares y programas para obtener cifras y valores objetivos sobre el rendimiento de nuestros equipos: goles a favor y en contra en función de las zonas en las que se dan, y la procedencia de los mismos; porcentajes de cada situación de juego y repercusión en éxito o fracaso de todas ellas; llegadas al área contraria y propia y relación con el final de cada una; ocupación del espacio, medias de distancias, métricas de todo tipo… todo lo que te puedas imaginar. Para canalizar ese flujo infinito de información, debemos fijar nuestras referencias. Por ejemplo, un primer paso podría ser el de elegir los parámetros que nos dieran los valores que explicasen lo sucedido de una manera que se pudiera aplicar siempre, estableciendo así unas particularidades cuantitativas y cualitativas a valorar cada partido; un segundo paso podría ser el cuantificarlo para ver si se repite más lo que lleva al éxito o, al contrario, son más comunes las acciones que nos perjudican; y por último, por fijar un criterio, se podrían cerrar esos resultados estableciendo relaciones de causalidad entre los propios resultados y nuestros comportamientos. Tú eres el profesional, elige tu criterio; yo solo te he dado uno que podría ser útil.


Lo que nos ha salido a nosotros esta temporada da como conclusión, en resumen, algo muy interesante para nuestra retroalimentación. Lo objetivo nos ha dado más goles marcados, menos goles recibidos, más ocasiones generadas, menos ocasiones recibidas, y una interesante superación del resto de los rivales en otros aspectos que consideramos a valorar, pero, eso sí, juntando los valores de los tres campeonatos. Mejores números y, desde mi valoración subjetiva, desde lo observado con mis ojos de maestría en mi profesión (y ahí coincidimos todos los del cuerpo técnico), el equipo que más peligro crea, que más controla los partidos, que más determinante es a la hora de buscar la victoria. Sin embargo, eso subjetivo solo puede ser válido para mí, para mi autocrítica (y más me vale no engañarme), pues no tengo un marco de referencia material como el que me dan los datos objetivos (gusten o no, valgan o no para algo, son eso: objetivos. No dan el ganador siempre, pero son objetivos), con lo que no puedo hacer una valoración con otros técnicos o personas que tengan otras visiones. Y choca frontalmente con la realidad del resultado: no se ha ganado. Por muy positivo que valoremos nuestro rendimiento.


Después de hablar hace algunas semanas de los resultados y de ganar como eje de la motivación para que se dé el juego en toda su esencia, no quería dejar de compartir esta reflexión contigo, llena de autocrítica, de conciencia de la búsqueda constante de la mejora en lo contable y en lo incontable, y, como no, de duda. De duda sobre si habrá aprendizaje de todo esto (parece que sí), de si soy muy condescendiente con mis resultados, objetivos y observados, de si soy demasiado crítico con mi trabajo, o de si realmente tienen sentido las estadísticas en nuestro juego; y, de tenerlo, de si esa cabida, ese sentido, está más enfocado en la búsqueda de patrones (si es que existen) o en la mera contraposición del debe (lo que te generan) y el haber (lo que generas).


Me quedan cinco horas para llegar a Madrid. Sobrevuelo el Mar Rojo en el mapa del monitor que, de vez en cuando, me despista con sus llamativas fotos y su incesante bucle de publicidad. Tras casi un año solo en un país extraño, merezco dejar de cuestionarme mi rendimiento profesional, por mucho que me apasione. Al menos por un rato. Al menos para volver a mi pequeño mundo, donde me siente arropado. Enfrentado a lo que de verdad importa, el fútbol se convierte en una banalidad. Esta 2020-2021 ha tocado a su fin para mí. Como cantaba mi admirado Manolo García, “después de muchos meses, en casa otra vez”. Y volver a casa es, siempre, un final feliz.


Que tengas un feliz fin de semana.


Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol



 
 
 

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