"¿Acaso no es imposible determinar la influencia de aspectos contextuales en la dinámica de un grupo?"
Con esta pregunta se abrían las conclusiones que ponían el punto final a la introducción de La Planificación Futbolística, la herramienta práctica. Continuando esta serie de posts sobre textos propios recuperados para el momento presente, hoy, en fin de semana de descanso después de una concentración que va ya por su 12º día seguido de trabajo en el "cuartel general" de Estepona, hacemos un alto en el camino para coger fuerzas con los nuestros y seguir preparando el inicio de campeonato. Y, de reflexión, marchando una de adaptación a la realidad. Seguía el texto que sucedía a la pregunta que da título al post de la siguiente manera.:
" La realidad es la que es, y si esas necesidades y contenidos están en las tareas del fútbol actual, del día a día, deben ser potencialmente introducibles en una planificación (no por no estar de acuerdo con lo que se hace por parte de algunos entrenadores, como por ejemplo, desarrollar tareas condicionales como parte principal del entrenamiento, debemos taparnos los ojos y plantear estructuras que no lo contemplen, si realmente se da)".
Hablaba de los ejercicios, concretamente. De las tareas de entrenamiento. De la dificultad para aceptar en las teorías y métodos convencionales de planificación, periodización y programación que hay tanta variedad de ideas y propuestas que no están contempladas en ninguna estructura que nos inventamos modelos que no reflejan lo que en verdad sucede. La historia del entrenamiento en fútbol está salpicada de cambios donde lo que hoy es tendencia, mañana es veneno, y viceversa. Lo que un día rompe y pasa a la cotidianidad por contagio, una vez olvidado el germen de su irrupción, puede pasar al ostracismo al ser derrumbado por el método opuesto cuando, por ejemplo, un entrenador obtiene resultados. Del común cambio de entrenar sin balón a con balón, o de "hacer" solo fútbol después de años donde lo condicional era una base, a un ir y venir de modas que hacen aparecer y desaparecer de manera cíclica ejercicios y propuestas. ¿Dónde está la verdad? No existe ninguna, y valen todas. Ese es un punto clave del planteamiento de LPF, que todo lo que se haga pueda tener un apartado con su nombre y su espacio en la planificación. Justo, ¿no? Pero, sobre todo, práctico, fiel a la realidad del fútbol, que todo contempla.
"Al igual que la competición no se estructura por parte de los organizadores (ligas, federaciones) como marca la teoría del entrenamiento para respetar las cargas y recuperaciones de los jugadores, y el entrenamiento se debe adaptar a la competición (no al revés), en planificación está muy bien querer ajustarse a una teoría irreal, pero la verdad es otra. Y demanda que una planificación específica del fútbol atienda a lo que está pasando, para que todo quepa en ella, porque así cualquier entrenador puede organizar su labor.
Eso no quiere decir que no queramos avanzar, o que consideremos que lo que entendemos que se hace mal se siga haciendo mal. Desde esta visión, y apoyándonos en lo que nos apoyamos, abogamos por la percepción del fútbol como un sistema; pero no es óbice para generar una estructura o herramienta de planificación que sirva para todos, porque, seamos sinceros: no todos pueden, saben o quieren asumir este enfoque sistémico, ya sea en su diseño de tareas o en su tarea global.
Para no dejar a nadie fuera surge esta planificación futbolística, específica, única".
He tenido todo tipo de entrenadores como jugador. He tenido, así mismo, todo tipo de preparadores físicos. Como técnico, he trabajado para todo tipo de entrenadores. Me he enfrentado a todo tipo de equipos con tendencias de todo tipo en la preparación del jugador. No puedo decir que haya algo que no funcione. Tampoco puedo decir que haya algo que sea negativo o positivo en todos los casos. Los resultados son un valor que no creo (a lo mejor me equivoco) que nadie llegue a poder explicar.
Cerrando con la respuesta a un compañero (no me gusta lo de seguidor...) en Twitter que me preguntaba sobre en función a qué planificamos la temporada, Javi Ramos, me remito al propio final de su tuit: un poco de todo. Y con total franqueza y tranquilidad respondo ese "poco de todo", pues los años de futbolista, las experiencias de los compañeros, los años de estudios, el ensayo- error, las sensaciones de mis jugadores...todo ello ha ido y va forjando una forma de ver la realidad que me hace preparar de una manera u otra el trabajo semanal, los objetivos diarios.
Ya no me da vergüenza no tener programado más allá de las fechas de los partidos y del entrenamiento de mañana. Hay una estructura de trabajo, sí, pero tampoco me da reparo tener que cambiarla. Improvisar es necesario, imprescindible si me apuras, y la verdad es que no es algo que esté al alcance de cualquiera si no se tiene todo organizado. Así, parece tener más seguridad el que tiene todo atado, pero, seamos honestos, ¿quién puede atar todo?
La planificación, como decía la semana pasada, recoge todo. Mi planificación, recogiendo todo, además, respeta que todo lo que se haga pueda ser efectivo. En su estructura está la virtud que la hace útil para todos.
Y termino por el comienzo, como tanto me gusta. Una planificación (como una mente despierta) asume que, como no es posible determinar la influencia de los aspectos contextuales en la dinámica de un grupo, como en la vida misma, la flexibilidad debe de ser la piedra angular de todo. Aferrarse a lo "ideal", a la teoría, o a lo demostrado científicamente pierde sentido cuando vemos cómo un acontecimiento inesperado, inmersos en lo cotidiano (el que sea), altera el funcionamiento ordinario y, las cosas, sin poder ser de otra manera, se adaptan a eso que sucede y siguen dando resultado mientras, de no haber habido por medio una contingencia tal, muchos habrían perdido los nervios si se les hubiera planteado cambiar la rutina "correspondiente" según la norma. Y no pongo casos concretos que se me va de palabras. La semana que viene, más.
Mucha Vida. Mucho Amor. Mucho Fútbol.
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