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Las cosas importantes

Actualizado: 23 mar 2020

No sé dónde comienza lo físico y acaba lo psicológico y lo táctico. Para mí, el fútbol es globalidad, el jugador también, y no consigo hacer la división.” (José Mourinho al diario O Jogo de 20 de septiembre de 2003). Amieiro, N. (2007).


Último fin de semana antes del comienzo de la competición. A siete días del debut, hoy finalizo la serie de lecturas veraniegas de colaboraciones y extractos de LPF hablando de lo más concreto en el trabajo del entrenador: el diseño de tareas. Toda la planificación, todas la ideas, todo lo que de una manera ideal proyectamos con la mente tiene una traducción en la práctica con el entrenamiento diario. Queramos o no, el lugar en donde el jugador va a "vivenciar" el juego y a evolucionar con él es el terreno de juego. En el día a día. En el ensayo- error constante. En la experimentación significativa. En la diversión, que es el juego, sobre todas las cosas. Y buscaba en mi estudio, para ayudar al colega entrenador, las características que debían de cumplir las tareas de entrenamiento para que su impacto en el futbolista fuera el mayor posible de cara a prepararle para competir. Y, desde luego, si algo tenía importancia, y sigue teniéndola, es la especificidad. Hablaba sobre ello de la siguiente manera.


"Una visión sistémica e integral, holística, justifica el no separar para luego juntar. La práctica, la realidad del fútbol actual, nos lleva hacia un calendario de competiciones donde la misma aparece en la primera semana, y debemos de adaptarnos a ello. No por convicción, ya que la teoría justifica que se trabaje así, sino por practicidad, por economía del esfuerzo, por exigencias del guión. Lo que me ocupa ahora, pues, es aclarar cómo entrenarlo, cómo llevarlo a cabo.


Desde mi óptica, con mis conceptos claros, tenemos trabajos y ejercicios que sostienen los contenidos de cada sesión. Pero intentando ajustarme a ello, ¿mis tareas son realmente las que preconizan los autores? ¿Trabajaré realmente en especificidad? ¿Si no lo hago, será útil igualmente? Y,¿ se puede trabajar de otra forma también?


Tareas específicas


El cambio de paradigma de la Periodización Táctica vino acompañado de un mar de dudas. Mi percepción de esta nueva teoría debía de ir acompañada de un diseño de tareas para las cuales debería de estar preparado y, sin embargo, la incertidumbre acerca de lograr la especificidad era (y sigue siendo) una constante en mi labor. La observación de los entrenadores que hablaban de la especificidad, sobre todo de Mourinho y Faria, me llevaba a cuestionarme si eso que hacían era específico, o si no descontextualizaban un tanto el fútbol para lograr unos objetivos concretos.


Cuando planteas especificidad en el más amplio sentido de la palabra, a mi cabeza viene el fútbol en situaciones condicionadas (al fin y al cabo, si queremos que se entrenen aspectos del juego dentro del propio juego, deberemos derivarlo hacia lo que nos interese): entiendo que podemos hablar desde el 11x11 con reglamento (no puede haber nada más específico) hasta cualquier tarea con ataque y defensa continua, donde hay finalización, en unas dimensiones relativas al espacio de un terreno de juego, con superioridad o inferioridad numérica, con tanteo y donde intentemos que el juego repita situaciones que ayuden a experimentar, en sucesivas ocasiones, lo que queremos que se trabaje (en ataque y/o defensa, y con los principios que sostengan nuestro modelo de juego). Al ver que esas tareas de fútbol estaban intercaladas con esfuerzos condicionales, o que se daban sin oposición, que no había, en ocasiones, dónde finalizar, que las situaciones entrañaban muy pocos jugadores, que se hacían movimientos automatizados, o que se desarrollaban tareas condicionales (aunque sea en un calentamiento), me planteaba que:


• Por un lado, esto es solo una teoría: muy fundamentada, pero teoría. No tiene por qué ser el único modelo exportable.


• Nuestra forma de entrenar, cultural y socialmente, procede de la progresión de lo analítico a lo global, de lo cartesiano, de separar para luego juntar; nuestros jugadores, aunque cada vez menos, vienen de ello. Dudo que se pueda hacer un cambio radical, y menos con todos los equipos. Importancia de nuevo de una planificación realmente sistémica que atienda a factores como estos, y no a futbolistas estándar modelo, irreales.


• Nadie nos ha formado para trabajar de manera integral desde que nacemos, por lo menos hasta ahora, con el modelo educativo que tenemos, con lo que tendremos que crear el modelo nosotros, un modelo que no existe. Para eso está nuestra aportación personal.

• Todo lo que hagamos en este sentido será un ensayo-error hasta que alguien no demuestre cómo hacerlo de una manera objetiva (personalmente, lo veo difícil), con lo que está permitido fallar en la búsqueda de “la verdad”.


• Los que trabajan así, o dicen que trabajan así, tienen lagunas en ese planteamiento, pues se puede dudar de la especificidad en muchas tareas de las que utilizan, con lo que no deben ser la única referencia.


• Esto no es negativo: al contrario, creo que la enseñanza en progresión analítica- global y la mecanización de algunas conductas es muy útil en el aprendizaje. El propio profesor Frade habla de repetición y en algo tan práctico como la “praxis” deportiva (humana, que requiere de sensaciones), creo que con más motivo.


• En ambos sentidos, hay éxito y fracaso, con lo que muchas visiones distintas dan resultado.

En un deporte con tantos condicionantes sobre el éxito, con tantos factores de rendimiento no sabemos qué porcentaje de cada cosa tiene más peso (aunque tengamos una hipótesis más o me- nos fundamentada por lo que hemos vivido). 



Desde mi visión, desde la página 1 hay una visión multifactorial, un entrenamiento específico para competir que va acompañado de un trabajo complementario el resto del tiempo, condicionado por todo el entorno de esta red llamada fútbol, vida... 
Si bien quiero buscar esa especificidad porque parece lo más lógico, también sostengo que no pasa nada por introducir tareas con otro tipo de objetivos que no lleguen a esa especificidad (con lo cual, si en la búsqueda de la misma, nos quedamos en el camino, no tiene por qué ser negativo). 



Características de esas tareas y ejemplos

• Coordinación en los comportamientos colectivos. Es decir, que los jugadores desarrollen tareas que les ayuden a generar las relaciones que se van a dar en competición a nivel colectivo, y con los jugadores con los que se harán efectiva (el lateral derecho, dentro del colectivo, está cerca del jugador de banda derecha, un central y un mediocentro. Tareas donde la relación directa del lateral derecho sea con el interior izquierdo no atienden a la lógica).


• Jugadores en sus posiciones. En la línea de lo anterior, que sea interesante que los jugadores sepan desenvolverse en otras labores no propias de su demarcación no exige que jueguen en otras posiciones aleatoriamente. El propio juego le demandará, a veces, esa labor; si queremos que trabaje en otra posición, que entrene para ello.


• Reglas de juego o condicionadas. O entrenamos con las reglas FIFA, o las modificamos para que suceda más veces lo que queremos (eso sí, evitando alterar la lógica del juego: por ejemplo, no podemos quitar fuera de juego, o dejar jugar fuera del campo).


• Espacios extrapolables al terreno de juego (bien por líneas o globalmente). Ocurre igual que con los jugadores: no tiene sentido jugar en un círculo, o que en un espacio de 20x10 se metan 20 jugadores.


• Marcador. El que uno vaya ganando o perdiendo ayuda a reproducir esta-dos contextuales de presión, tensión, de ritmo, etc. Que sólo se dan en competición. Asumamos que entrenando, el contexto de la competición real, nunca se va a conseguir reproducir. Intentemos acercarnos a ella.


• Premio o castigo (victoria o derrota)
Con el mismo sentido que lo anterior, pues se juega para ganar.


• Situaciones de ataque-defensa (o defensa-ataque) que estructuren la forma de responder ante las demandas de juego como marca el modelo propio y en función de los cambios estratégicos en momentos concretos.


• Trabajo de las situaciones que, según el modelo, se dan en el juego (o según cada entrenador, entienda que se den) y en las condiciones en las que queremos que se den, ya sea de inicio o tras robo o pérdida. Entrenar el ataque posicional, por ejemplo, con salida en corto si luego sacamos en largo, no tiene sentido.


• Situaciones de ataque-defensa (o defensa-ataque) alternas aleatoriamente y con continuidad.


• Tras pérdida o robo, sigue el juego. Zona que defender y zona a la que atacar.


• Número de jugadores transferible (bien por líneas, o globalmente). No puede haber más jugadores de los que juegan (obvio) o una distribución por líneas irreal (si jugamos con un 1-4-4-2, podemos hacer un juego con 1-3-3-1).


• Evaluables de un modo general o multifactorial. Que nos permitan sacar conclusiones de que los objetivos generales y concretos se cumplen, aunque haya una idea o interés de que algún aspecto concreto se manifieste más claramente que los demás. No tiene sentido, en mi opinión, hacer tareas para mejorar las permutas... Lo específico sería que, si el equipo no está bien en defensa tras pérdidas en campo contrario, incidamos en trabajar sobre diversos aspectos (entre ellos, las permutas) dentro de la organización defensiva del equipo ya sea en repliegues, defensas posicionales o defensas del juego directo".


(Extraído de La Planificación Futbolística, teoría metodológica. MC Sports, 2014).


Pese a la extensión más allá de lo habitual del post, he creído interesarte transmitirte esa visión de la especificidad que daba allá por el 2013 en LPF. Todo cambia para que todo siga igual, pero desde otro prisma, y con esto me ha sucedido lo mismo. Si bien la obsesión por la búsqueda de tareas que expresen en el día a día esa realidad del juego sin desvirtuarlo ha ido disminuyendo, no ha disminuido mi sensación de que lo que de verdad importa sigue siendo "jugar al fútbol". Reconociendo todo lo que tiene cabida en el día a día, y el valor del entrenamiento condicional, complementario, de la necesidad de la desconexión en momentos concretos con juegos que no tengan mayor objetivo que el carácter lúdico de la tarea y de que, en general, hasta en lo más inespecífico puede haber semillas de evolución, donde veo el aprendizaje más significativo es, sin lugar a dudas, en las tareas donde se fluye, donde las reglas no condicionan más allá del propio reglamento, donde el jugador se expresa como lo hacía en la calle cuando era un niño movido por el placer de jugar sin mayor pretensión que la de seguir jugando hasta que la ausencia de luz, la cena ( o la zapatilla de la madre...) le impidiera hacerlo hasta el día siguiente. Y no es sencillo, pues sometidos a la presión del resultado y la preparación para el rendimiento necesitamos que los minutos dedicados a jugar cada día sitúen al jugador en las mejores condiciones posibles para afrontar el partido semanal.


Seguiré buscando la manera de generar el contexto en el que el jugador se manifieste con la mayor libertad y pueda aspirar a alcanzar todos sus potenciales. Estoy convencido de que, pese a que a veces se salga de los parámetros tácticos o estratégicos que los entrenadores proyectamos en nuestra imaginación para ellos como clave para ser más competitivos, si el jugador se divierte y fluye, como cuando jugaba en la calle, tendremos más cerca, como consecuencia, el ser competitivos, el rendimiento, esos dichosos resultados. Feliz semana.



Mucha vida. Mucho amor. Mucho fútbol.






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